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Así luce el río Choix; solo arrastra tierra y piedras en su camino a la presa | FOTOS

La sequía azota y recio a Choix y a todo el norte de Sinaloa.

Así luce el río Choix; solo arrastra tierra y piedras en su camino a la presa | FOTOS

El río Choix, es uno de los principales atractivos de la ciudad más caliente de Sinaloa, junto con el parque Vado, pero ahora luce seco y con algunos espejos de agua que evidencian lo serio de la sequía en el alteño municipio.

El río Choix, uno de los ramales que vienen desde la Sierra Madre y desembocan en el vaso de la Presa Miguel Hidalgo, de los más caudalosos del norte de México, pero que, en esta ocasión, la sequía lo consume casi en su totalidad.

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Desde que llegas a Choix el panorama luce sombrío, su parque Vado, de los más visitados por sus habitantes, luce solo, el calor de hasta 45°C o más, no deja disfrutar de esos lugares de esparcimiento, menos del río, que solo arrastra tierra y piedras.

Luce seco y sin vida

Desde el puente que lleva sierra arriba, rumbo a la presa y otras comunidades, se logra ver a lo lejos unas charcas o espejos de agua, muy poca, de la que quedó estancada en algunos bajos del fondo del río, hasta ahí llegó, ya no pudo llegar a la Presa Miguel Hidalgo, en El Fuerte.

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Así se vive la sequía en Choix, la más cruda en años según los especialistas, donde la falta de agua y el calor que arrecia con la llegada del verano mantiene aún la esperanza de que las lluvias revivan esta zona que pareciera olvidada en Sinaloa.

La sierra se mira triste

Desde que te adentras a la sierra el paisaje de los cerros secos predomina en el horizonte, como si rogaran una gota de lluvia para recuperar el verde tono que los caracteriza en su mejor verano. Imagen Placeholder

Los pequeños acantilados y las curiosas palmas, secas, casi quemadas, engalanan los bordes de la carretera que lleva a La Estancia, la comunidad más cercana al vaso de la presa, a la cual se llega por una vereda de arenisca, de esas de las rutas de razers.

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El panorama desolador de la presa Huites

Tras bajar en esos caminos de terracería por más de 3 kilómetros se observa ya el vaso de la Huites y el panorama es dantesco, apocalíptico, seco y agreste, pareciera sin vida.

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  • Es el fondo de la presa que más agua llegó a tener en sus mejores tiempos, la que mayores embalses registró y la cual abastecía a otras dos, cuenca abajo, rumbo a El Fuerte; ahí estaba la Huites, seca y solo con un espejo de agua.
  • Sobresale el nivel de donde alguna vez llegó el agua, marcada en los cerros y lomas que conforman el gran vaso, como si la sequía la desapareciera de la noche a la mañana.

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