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«Nachito», el niño que se negó a ser enterrado por miedo a la oscuridad | VIDEO

La leyenda del infante atrae año con año a miles de turistas al panteón de Belén, en Guadalajara, Jalisco.

Víctor Acosta
14/05/24

«Nachito», el niño que se negó a ser enterrado por miedo a la oscuridad | VIDEO

FOTO: «Nachito» tenía pavor a la oscuridad.

Los panteones de México están atiborrados de leyendas urbanas que han pasado de generación en generación; sin embargo, hay algunas que sobresalen de las demás, debido a la peculiaridad de los detalles, como es el caso de la leyenda de «Nachito», situada en el panteón de Belén, en la ciudad de Guadalajara, Jalisco.

Cuenta la leyenda que el niño «Nachito», murió un 24 de mayo de 1882, pero la forma en que se dio su muerte atrapa de inmediato la atención de cualquiera que escucha la historia.

Miedo a la oscuridad

De acuerdo a los relatos de la propia población, «Nachito» tenía un miedo irracional a la oscuridad, lo que hoy se conoce como «nictofobia», que es un pavor a la oscuridad y a la noche. 

Debido a esta situación, el cuarto del niño siempre estaba iluminado con velas y demás artefactos de luz de aquella época.

Sin embargo, se dice que en una noche, los padres de «Nachito» salieron a una fiesta y lo dejaron solo, puesto que él ya se encontraba dormido; sin embargo, en determinado momento de la noche, un viento fuerte azotó la región y provocó que las velas se apagaran, por lo que el lugar quedó totalmente oscurecido.

En medio de los fuertes vientos, el niño despertó y, al verse inmerso en una total oscuridad, no soportó el temor y, al parecer, le dio un infarto.

La historia no terminó ahí, sino que la leyenda tomó mayor fuerza con lo que vino después.

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Se resistió a ser enterrado

Se dice que «Nachito» fue enterrado en el panteón de Belén, en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, pero para sorpresa de los lugareños, justo en la primera noche del entierro, el féretro del infante apareció fuera del hoyo, en la parte superior de la tumba.

Esta situación movió el corazón de los padres, quienes al ver que su hijo temía a la oscuridad aún cuando ya estaba muerto, optaron por construirle una tumba de acuerdo a sus necesidades.

El féretro quedó en la parte superior con unas pequeñas rendijas para que le entrara la luz del sol y unas luminarias alrededor para que lo iluminaran de noche.

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Turismo

La leyenda de «Nachito» atrae la atención de miles de turistas que visitan el panteón año con año, incluso, hay quienes ven en la historia del infante un motivo para pedirle favores, como una especie de santo.

La cereza del pastel de la leyenda de «Nachito» es que cada persona que visita su tumba está obligada a llevarle un obsequio, puesto que si no se le deja algo, se dice que el espíritu del niño lo sigue y le hace travesuras por un tiempo determinado, hasta que la persona le pone un juguete en su tumba.

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